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Escondernos. Eso es lo que hacemos cuando tenemos miedo, cuando sentimos vergüenza, cuando sabemos que hemos hecho algo incorrecto, pero no queremos enfrentar las consecuencias.

Según el diseño y la voluntad de Dios, el esposo es la cabeza del hogar; es el líder de la familia. Las Escrituras dejan en claro que él es el único responsable del éxito matrimonial y familiar, y del bienestar de todos los que componen la familia.

Si eres cristiano, y casado, estás en medio de una batalla, seas o no seas consciente de ello. La guerra es por la destrucción de la unidad, la pérdida del amor y, finalmente, el fracaso de tu matrimonio.

El marido de Eva sabía que no debía comer del árbol. Pero cuando Eva le ofreció ese primer mordisco, el hombre falló.

Todas las investigaciones demuestran que si los padres se involucran de manera positiva en la vida de sus adolescentes ejercerán sobre ellos una mayor influencia que sus amigos y compañeros.

Los efectos de la crianza de los padres durante casi 20 años dejan una impresión duradera en el niño, la cual no siempre es visible, pero los resultados se mostrarán en algún momento en el futuro.

Un estudio reveló que los productos y el mercado dirigidos a las preadolescentes están vinculados a los desórdenes alimentarios, la baja autoestima, la depresión y una temprana actividad sexual.

Entender el crecimiento espiritual es crucial porque es un mandato de Dios y, por lo tanto, su voluntad para nosotros. La alternativa al crecimiento es el estancamiento y, con el tiempo, la deformación.

No hay mamás perfectas, solo mujeres imperfectas que caerán del pedestal de sus propias expectativas con mayor frecuencia de la que están dispuestas a reconocer.

¿Dónde empieza realmente la crianza cristiana de los niños? Y ¿cuál es el objetivo número uno para una mamá? La respuesta a esta pregunta está condensada en tres versículos que descubrí cuando era una joven mamá en el libro de Deuteronomio.