Los libros de consejos prácticos no son una tendencia pasajera. Continúan encabezando las listas de los más vendidos, y las nuevas publicaciones de este tipo de libros tienen cientos de clics por día en los carritos de compra de Amazon. Es improbable que la popu- laridad de tales libros disminuya, aunque la “sabiduría” de gran parte de lo que se ofrece es transitoria y resulta superficial a largo plazo. Los libros de consejos prácticos no serían tan populares si simplemente se aceptara la sabiduría de los caminos de Dios. Y cada vez que se rechazan los caminos de Dios (el consejo de las Escrituras), resultan atracti- vas otras alternativas que incluso son superficiales.
El problema para muchas de nosotras es que queremos una fórmula: tres sencillos pasos para tener una buena vida. En medio de vidas con horarios meticulosos, es mucho más fácil ir a McDonald’s, que preparar una cena bien balanceada. Por la misma razón, a menudo es mucho más fácil procesar una lectura rápida de nuestro problema actual, que tomarnos el tiempo de profundizar en la Palabra de Dios. No “tenemos tiempo” para conocer a Dios. Tal vez mañana, pensamos; hoy solo queremos algunas recomendaciones sobre cómo minimizar el estrés, equilibrar la economía familiar y hacer que los niños se porten bien.
Un vistazo al libro de Proverbios nos muestra precisamente lo que parecemos necesitar: consejos breves y concisos como mensajes al estilo Twitter. Sin embargo, si leemos Proverbios con una mentalidad de solución rápida, pasaremos por alto el objetivo principal del libro: conocer y aprender a amar al Autor de la sabiduría. Solo mediante el conocimiento y el amor a Dios, lo que Proverbios denomina “el temor del Señor” (Pr. 1:7, NBLA), entenderemos cómo practicar sus instrucciones.
Las mujeres necesitamos consejos prácticos para la vida, pero más que eso, necesitamos poner nuestro corazón en Aquel que gobierna todos los aspectos prácticos de nuestra vida. El libro de Proverbios proporciona ambas cosas. Su sabiduría es atemporal. Aunque Proverbios se escribió para personas en particular, principalmente para los hombres jóvenes del antiguo Israel, su sabiduría y la necesidad de adquirirla son las mismas en todas las épocas tanto para hombres como para mujeres. Lo que cambia son las circunstancias donde aplicarlas. Puede que no enfrentemos las mismas dificultades que las mujeres de la antigüedad, pero sí enfrentamos retos muy reales:
- Practicar la feminidad bíblica en un mundo que nos desprecia por ello;
- Mantenernos sexualmente puras en una sociedad saturada de sexo;
- Manejar sabiamente nuestra libertad, independencia y recursos materiales;
- Conservar un matrimonio que glorifique a Dios;
- Poner las prioridades bíblicas por encima de las presiones de cada día.
Algunas pueden sorprenderse de saber que Proverbios aborda todas estas cosas. De hecho, no hay área para la cual necesitemos sabiduría, que Proverbios no aborde. Eso se debe a que toda la sabiduría se resume en lo siguiente: “El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia” (9:10; ver también 1:7). Una vez que entendemos esto, y lo aceptamos, estamos preparadas para seguir los consejos prácticos.
* Extraído del libro Mujeres sabias.