¡La importancia de la muerte de Jesús se ve sobrepasada únicamente por las buenas nuevas de su resurrección! Jesús ha profetizado que él va a vivir de nuevo, y por lo tanto su credibilidad corre peligro si ahora no puede demostrar que tiene poder sobre su propia muerte. Ese mismo argumento, y sus implicaciones evidentes, ya ha hecho que los líderes judíos exijan que haya un guardia romana ante el sepulcro.
Los sucesos que siguen son maravillosos. No solo confirman la credibilidad de Jesús, sino que también les proporcionan a los creyentes la garantía de la vida después de la muerte. El drama de la reaparición de Jesús se manifiesta con un temor inicial, sorpresa e incredulidad franca por parte de los discípulos, pero a partir de allí se torna en fe y gozosa celebración. Su reaparición no es una aparición del mundo de los espíritus. Jesús come en su presencia y los invita a tocar las heridas donde sus manos fueron clavadas a la cruz. No solo aparece inmediatamente después de su resurrección en Jerusalén, sino también más tarde en Galilea. La aparición de Jesús no es un mero invento de la imaginación de ellos. ¡Este es Jesús!
Los escritores de los Evangelios comienzan sus relatos de la resurrección cuando se hace rodar la roca que sella el sepulcro. Varias mujeres llegan a la tumba temprano el domingo por la mañana y la encuentran vacía. Cuando los ángeles que están en la tumba les dicen que Jesús ha resucitado de entre los muertos, las mujeres reaccionan tanto con miedo como con alegría. A estas alturas la cronología de los sucesos se vuelve algo compleja, pero parece ser que María Magdalena corre adelantándose a las otras mujeres para hallar a Pedro y Juan, los cuales, una vez informados de la desaparición del cuerpo, corren junto a María al sepulcro vacío. Mientras Pedro y Juan se retiran bastante perplejos, Jesús mismo se le aparece a María Magdalena allí en el sepulcro y luego a las otras mujeres que aún están regresando de la tumba para contar acerca de la resurrección. Por supuesto que la aparición de Jesús a María y a las otras mujeres les da más motivo para hablar, pero cuando los discípulos las oyen, simplemente no pueden creerlo.
Si bien no hay un registro directo, al parecer Jesús se le presenta especialmente a Pedro en algún momento durante el domingo. Los otros apóstoles hacen referencia a esa aparición mientras están tratando el tema de la resurrección más tarde esa noche con un discípulo llamado Cleofas, a quien Jesús se le había aparecido también ese mismo día. Finalmente, en el día de la resurrección, Jesús se aparecerá a todos los demás apóstoles salvo Tomás, que no está presente en ese momento. La incredulidad subsiguiente de Tomás se disipa una semana después, cuando Jesús se aparece de nuevo ante los apóstoles y Tomás ve a Jesús en persona. Los apóstoles permanecerán con Jesús en varias ocasiones, tanto en Jerusalén como más al norte, en Galilea, antes de que les dé su comisión apostólica y las instrucciones respecto de su partida.
Sienta ahora la quietud y la expectativa en la mañana de este fundamental milagro: ¡La resurrección de Jesús el Cristo!
* Extraído de la Biblia en orden cronológico.