Por: Elizabeth George
Una mañana, mientras estaba frente al fregadero de la cocina lavando los platos (¡una vez más!), estaba mirando la tarjeta que estaba apoyada en la repisa de la ventana. El versículo para memorizar laboriosamente escrito en ella era Filipenses 4:8. Ese es un largo versículo acerca de las ocho virtudes establecidas por Dios en las que debe pensar un cristiano. Y me había costado trabajo aprenderme ese versículo. De todas formas, mientras repasaba el versículo, conté las ocho virtudes con los dedos para asegurarme de que no había dejado ninguna:
Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.
Ya había dedicado tiempo a meditar en Filipenses 4:8 en su totalidad, de modo que sabía que era un principio para el tipo de pensamiento que Dios deseaba poner en mi mente. Pero nunca había pensado en cada componente por separado. Y aquella mañana decidí dividir el versículo mientras lavaba los platos. Poniendo en práctica un ejercicio diseñado para descubrir el significado de la Biblia, dije en voz alta: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero”. Luego me detuve y pregunté: “¿Qué quiere decir verdadero?” ¿Y mi respuesta? “Obviamente verdadero significa verdad, la verdad bíblica. Y verdadero significa la verdad frente a las mentiras. Pero verdadero significa también real, porque lo que es verdadero es lo real”.
¡La puerta de la comprensión se abrió ante mí! Continuando con el ejercicio, pregunté: “¿Hay algún mandamiento que obedecer?” Comencé a leer de nuevo todo el versículo y me detuve en el mandamiento de Dios al final del mismo: en esto pensad. Dicho en sentido positivo, Dios está publicando el mandato de “haz que tu mente piense en lo que es verdadero o real”. Y dicho en sentido negativo, el mismo mandato sería “No pienses en las cosas que no son verdaderas ni reales”.
De pronto la Palabra de Dios pareció́ gritarme: “¡Elizabeth, deja de pensar en cosas que no son verdaderas ni reales!”
¡Y allí estaba! “Todo lo que es verdadero... en esto pensad”. En solo ocho palabras —¡ocho palabras!— del insondable tesoro de la Palabra de Dios, experimenté mi gran avance. Llegó cuando me di cuenta de que Dios no desea que dedique mi valioso tiempo y mi igualmente valiosa energía mental en cosas que no son verdaderas ni reales.
Mientras trataba de aplicar esa instrucción y obedecer el mandamiento de Filipenses 4:8, comenzaron a disiparse las tinieblas de mi vida y la luz de la Palabra de Dios inundó mi corazón, mi alma... ¡y mi mente! Aquí, en pocas palabras, Dios me estaba diciendo que no pensara en nada que no fuera verdadero o real, y debo ser fiel al poner en práctica esta verdad.
He aquí algo en lo que hemos de pensar. Se ha calculado que diez mil pensamientos pasan por la mente humana en un día. Obedecer el mandamiento de Dios de filtrar nuestros pensamientos con su red de lo que es verdadero y real no es una tarea fácil. Pero gracias a Dios, ¡Él nos ayuda a cumplir todas las cosas que nos pide hacer!
* Extraído del libro Ama a Dios con toda tu mente