Por John MacArthur.
Toda la teología bíblica es de naturaleza sistemática; toda la teología sistemática es bíblica en contenido; y tanto la teología bíblica como la sistemática son exegéticas en el proceso interpretativo. Por consiguiente, la pregunta clave no es cuál es el mejor acercamiento a la teología, sino, más bien, cómo se interrelacionan las tres entre sí.
Para utilizar una metáfora de la construcción:
- la teología exegética provee el material de construcción para el fundamento y la estructura;
- la teología bíblica provee el apoyo fundamental para la estructura; y
- la teología sistemática sirve como la estructura edificada sobre el fundamento.
La teología exegética implica la organización metódica de las Escrituras tratando de forma exegética los textos individuales de la Biblia. Esto es, estrictamente, un componente inicial tanto de la teología bíblica como de la teología sistemática. Como resultado, cada palabra, frase y párrafo de las Escrituras se examina en detalle.
La teología bíblica se caracteriza por la organización de las Escrituras de forma temática según la cronología o el autor bíblicos con respecto a la revelación progresiva de la Biblia. Esto es, estrictamente, un componente de la teología sistemática. Sirve de puente entre la teología exegética y la teología sistemática.
La teología sistemática es la organización de las Escrituras mediante una síntesis de enseñanza bíblica, resumida en categorías principales que abarcan la totalidad de la revelación escrita de Dios. La teología sistemática se desarrolla a partir de la teología exegética y la bíblica, y reúne toda la enseñanza de las Escrituras en conjunto. Una vez más, Murray es útil para darle sentido a estas conexiones:
De ahí que la exposición de las Escrituras sea básica para la teología sistemática. Su tarea no consiste, sencillamente, en la exposición de pasajes particulares. Ese es el cometido de la exégesis. La sistemática debe coordinar la enseñanza de los pasajes particulares y sistematizar esta enseñanza bajo los temas adecuados. Existe, pues, una síntesis que pertenece a la sistemática, pero no a la exégesis como tal. Sin embargo, en la medida que la teología sistemática sintetiza la enseñanza de las Escrituras, y este es su principal propósito, está claro cuánto depende de la ciencia de la exégesis. No puede coordinar y relacionar la enseñanza de los pasajes particulares sin saber de qué enseñanza se trata. De modo que la exégesis es básica para su objetivo. Es necesario que esto sea enfatizado. La teología sistemática ha padecido gravemente; en realidad, ha desertado de su vocación cuando se ha divorciado de la meticulosa atención a la exégesis bíblica. Esta es una razón por la cual la acusación mencionada más arriba tiene que generar tanto apoyo a la imputación. La sistemática se vuelve carente de vida y fracasa en su mandato tan solo en la medida en la que se ha desligado de la exégesis. Y la garantía contra una dogmática estereotipada es que la teología sistemática sea enriquecida constantemente, profundizada y expandida por los tesoros que se sacan cada vez más de la Palabra de Dios. La exégesis no solo mantiene la sistemática en contacto directo con la Palabra, sino que siempre le imparte el poder que se deriva de las Escrituras. La Palabra es viva y poderosa.
* Artículo adaptado del libro Doctrina cristiana esencial.